viernes, 23 de julio de 2010

Víbora

Que el POLIEDRICISMO es una víbora, luctuosa y atrevida, enroscada en 8, enrevoltijada en 9, picaresca y seductora en 10, 11 y 13. Así hasta contar setenta veces siete, sean sus acertijos, dientes y escamas bonita comedia diospatriayhogar, y ah, que se muerde la cola para así poder verse la espalda.


Sediciosos colegas:


¡Atacad, roed, cercenad! Apuntad la voluntad (de guerra, de duda y la certera persecución del éxtasis y la gloria) ahí donde se empecina el cosimiento, la cosedura y la costura, ahí donde pretende cerrarse el borde. Antes o después: no hay diferencia. Hacer estallar los límites, pretender una religión del ocio, sacralizar una existencia enamorada y pagana, entornar la vista y la altura (o bajeza) de miras hacia la diversión indiscriminada, efímera y sucedida (diéndose).


Todas éstas: aspiraciones del vividor, del artista, del criminal, del loco. Asaltar las categorías estandarizadoras en un acto verdaderamente pirata y saboteador * encaminarse a la devaluación completa de la geometría (y de la geometrización de la naturaleza y conciencia de), de la economía, del golf y del amor encarcelado * asegurarse un lugar aventajado la noche indiscutible donde ha de levantarse un reptil monstruoso y despiadado babeando sensualidad nueva * afilarse los colmillos saboreando el vino negro del conspirar contra BABILONIA * amanecer cegado por la belleza de las ruinas y sus hijas locas.


Más que un movimiento una actitud. Más que una vanguardia (pero mucho más): un estilo de vida, una disposición estética, una interrelacionalidad mística y deliberada; un embrutecimiento hasta el simio, una secta de truhanes y brujas, carnavalidad-disparate y praxis animal. La única vanguardia posible es la vanguardia espiritual, una guerra santa y un complot, productos sexuados de una subversión verdaderamente endemoniada: pues ya no puede creerse en nada caucásico. Una voluntad súpernatural, divina; una presencia criminal desenfrenada e ilimitada a por el rescate y la reconquista de la belleza, dirigida a exterminar y deshacerse del arte en su forma formal de entretenimiento a la familia burguesa y seudoburguesa posmoderna, todo cuanto hará reventar vuestros museos y supermercados, pacotilla de comodidad tuerta.


A la esterilidad de la producción, el progreso y el cáncer: una conciencia errática, golosa y emborrachada de su propia curiosidad. La creatividad (así como la neotenia) será herramienta del reencuentro con una animalidad amante: basta ya de relaciones mercantiles e instrumentalidad explotadora. ¿Al uniforme civil y la tiranía del reloj? Pestes plagas maldiciones. No nos ocuparemos más de la personificación urbana ni de serle útil a ninguna sociedad. Ninguna bandera saciará nuestras ansias de aventura. Reconoceremos nuestro espíritu desordenado y caótico, y no pretenderemos ya estar encerrados en un solo cuerpo.


La gran obra del gran arte será el entender la naturaleza poliédrica y polimorfa de la realidad que no es más que entrelazamiento de una Venus amante y un Ludo juguetón (amparados en la abundancia de la mar y de Caos). El POLIEDRICISMO es un plan de fuga donde sólo una ética de admiradores y héroes paganos concebirá un estallido de maravillas y peculiaridades que abrirá paso a un nuevo entendimiento de la naturaleza y de nuestro rol de hijos amantes y charlatanes traviesos y deslenguados.

Desatar a la bestia hará parir plantas mágicas por entre los muros grisáceos y los cubículos individuales de la metrópolis cuadriculada. El POLIEDRICISMO es sólo un método, una disciplina terriblemente pagana y sacra, camaleón estampado en la locura primitiva ahistórica tramando, conspirando, elucubrando: desnudarnos de la ideología humanocéntrica-tecnocrática-exobiótica (sólo entendible bajo una conciencia satánica y una condición de vidente POLIEDRICISTA, una alquimia del Juego) y entender la dimensión y la naturaleza POLIÉDRICA de la correlación sensual del Caos en nuestras percepciones cientificoides.


Já.


Patrañas para desentrañar la verdadera patraña. Hagamos magia y doblémonos hacia atrás, los dientes apelotonados envenenarán las buenas lenguas y carcajearemos una melodía maldita y encantadora. Emborrachar la vista, curtirse la piel a fuerza de sal y tierra y execrando sonsamente cualquier atisbo de cosmética y moral humana. Encontraremos la felicidad circunstancial, bruta, en el desenvolvimiento (el atropello de la liberación) de nuestra animalidad más bestial. Nos desentenderemos de la personalidad humana individual, seremos tribu.


Amigarse con los mocos es un proceso revolucionario.


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PS: Pueden leer Víbora en su edición e-book por La Picadora de Papel aquí.


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